jueves, 18 de agosto de 2011

El que la sigue la consigue.














La trucha de la imagen la conseguí sacar en uno de los ríos que suelo frecuentar de Navarra, me costó cinco días que cogiera mi ninfa después de rechazarla una y otra vez. La trucha se paseaba por el pozo y de vez en cuando aceleraba su marcha cambiando de dirección y comía algo que yo desconocía, siempre despues de hacer la maniobra descrita. Durante cada uno de los cinco días dediqué mas de dos horas diarias a observar sus reacciónes, presentándole pequeñas ninfas de diferentes tamaños, pesos etc a los que la trucha muy de vez en cuando se interesaba por el señuelo pero inmediatamente después hacía caso omiso.








El quinto día nos encontrabamos a pie de río mi amigo Paco Lizarraga y yo. Estabamos los dos en la orilla observando el comportamiento de la trucha, cuando observamos que la superficie del agua estaba plagada de unos quironómidos blancos de un tamaño considerable que emergían a gran velocidad rayando en la superficie del agua, tras observar esto llegamos a la conclusión de que la trucha podía estar alimentándose de las ninfas emergentes de dichos quirónomidos, por eso cambiaba su velocidad y dirección tan rapidamente antes de alimentarse. Estas ninfas emergían muy rapidamente a la superficie y la trucha paseaba por el pozo alimentandose de ellas y en cuanto tenía alguna a tiro la engullía sin vacilaciones.



Después de unos minutos charlando con Paco , anudé en el extremo de mi terminal del 0,10 una pequeña ninfa color crema, montada en un anzuelo del 20 con una bolita de tungsteno de color naranja la cual la hacía hundirse rapidamente hasta la profundidad a la que paseaba la trucha.
Tras varios minutos la trucha apareció por su ruta habitual y en cuanto la tuve al alcance le presenté la ninfa unos seis metros por delante. Cuando la trucha estaba a unos dos metros de la ninfa comencé a arrastrarla muy lentamente levantando la caña y observé con total sorpresa como la trucha se giraba hacia la ninfa y comenzaba a perseguirla con total interés, cuanto mas rápido se movía la ninfa hacia la superficie la trucha mas interés mostraba por la misma, hasta que la engulló abriendo la boca violentamente y girandose, para mi sorpresa, todo un espectáculo.








Tras una dura pelea de mas de 22 minutos de reloj, cronometrados por mis compañeros de pesca Paco, Mikel,  Pablo y Diego, la encestamos en la tomadera y conseguimos hacerle las fotos que acompañan estas lineas para después devolverla a su pozo donde días después la observamos para nuestra alegría nadando y alimentandose en su habitat como si nada hubiera pasado. Hasta la próxima entrada.







2 comentarios:

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  2. Pues como para no estar sentado al borde de la silla con ese relato.Cosas asi podia hacerlas cuando era mas joven hace 15 años y andaba yo solo por el deva-cares detras de los reos y aquellas inolvidables eclosiones.pero me encantaba volver a la misma orilla del pozo hasta que lograba sacar el mas grande a ninfa,pez visto claro.Un saludo.

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